jueves, 13 de marzo de 2014

El Paisaje más allá de la ciudad


El Paisaje más allá de la ciudad

 

Para la mayoría se acabaron las vacaciones y nos quedan en la memoria solo gratos recuerdos de aquellos momentos vividos. Estoy seguro que los más destacados son los relacionados con los parajes naturales que vimos: bosques, praderas, lagos, o simplemente aquellos que fueron diferentes a los que vemos a diario.

 
Paisaje, es todo aquello que nos rodea y factible de visualizar, siendo el resultado de la combinación de la forma del terreno, clima, vegetación, animales, agua, de alteraciones de tipo natural y los efectos de la intervención humana.

Puede ser de nuestro agrado o no, por eso dudamos a veces al elegir nuestro destino como lugar de descanso. El Paisaje es uno de los principales elementos que tomamos en cuenta al momento de decidir en qué lugar nos sentiremos mejor para recuperarnos de un año de trabajo. El paisaje determina en gran parte nuestra calidad de vida.

Por ello se ha transformado en un bien de consumo y por tanto transable en el mercado y cada vez más valorado. Prueba de esto es que hoy se cobra por acceso a parques y en general a lugares de atractivo paisajístico como saltos de agua en la cordillera, miradores emplazados frente a paisajes destacados, etc., o nos desplazamos a grandes distancias para encontrarlo. Emprendedores invierten en infraestructuras que permitan disfrutar de ese bien, pudiendo ser parte de él por algún tiempo.

 


“El paisaje es un recurso difícilmente renovable y fácilmente depreciable” (Villarino 1985), por lo que debe ser atendido de manera especial en las evaluaciones de impacto ambiental negativo de un proyecto determinado, puesto que los propios valores del paisaje se han convertido en recurso de potencial gestión y/o de explotación. Se justifica entonces considerar el análisis y valoración del paisaje en los estudios de planificación territorial, debido a la calidad de recurso natural en que se ha transformado.


Uno de los nuevos desafíos que enfrenta la sociedad actual tiene que ver con  la calidad de vida, y esta depende en gran medida de las posibilidades, limitaciones y restricciones que impone el medio en que se desarrollan las actividades humanas. La sociedad hoy en día demanda un razonable equilibrio entre el uso y conservación de estos recursos naturales, es decir el punto medio entre una máxima explotación de los mismos, sin que se produzca una disminución en su cantidad y calidad  (Gómez 1978)

 


El ordenamiento territorial en la mayoría de los casos atiende fundamentalmente factores físicos y recursos naturales como el suelo, agua y clima, factores económicos y sociales relacionados con los servicios y los asentamientos humanos.  Pero frecuentemente se deja de lado la calidad visual del paisaje para decidir sobre el uso del espacio. Es entonces de suma importancia contar con estudios sistemáticos de la calidad de los recursos visuales con el fin de cautelar su preservación para el futuro y su aprovechamiento racional sobre base sustentable.


La evaluación perceptual del paisaje visual, en atención a los estudios que se hagan, debe establecer la  importancia de la relación existente entre el usuario del recurso paisaje, o sea el observador, y el medio natural en que se desarrolla el vínculo. El paisaje tiene valor en la medida que tiene demanda y esta viene de quien visita el espacio físico, percibiendo directamente los elementos que lo componen.

 


Existe cada vez mayor conciencia en nuestra sociedad de la necesidad de cautelar los bienes naturales. Si los parajes que visitamos durante las vacaciones quedaron en nuestra retina como un recuerdo reparador de calidad de vida, estaremos de acuerdo en debemos preocuparnos por asegurar que nuestros hijos y nietos también puedan disfrutar de ellos.


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