domingo, 24 de noviembre de 2013


Jardines en pendientes

La urbanización en lugares rurales, llámense parcelas de agrado o de residencia estival, ocupa muchas veces laderas de cerros con diversos grados de inclinación y los arquitectos resuelven el problema de diseño con habitaciones en distintos niveles adaptándose a la topografía del terreno.

El paisajismo tiene en estas circunstancias algunas desventajas en materia de escorrentías de agua por ejemplo o el tipo de suelo delgado o rocoso que limita las posibilidades de árboles o arbustos de raíces profundas. Sin embargo las pendientes ofrecen la mayoría de las veces grandes oportunidades para realizar diseños distintos y atractivos.

Una de las alternativas consiste en aterrazar algunos sectores con muros de contención construidos en piedra, de manera que se pueda atenuar la pendiente y permitir con los bordes superiores de muretes, la conducción de aguas lluvias o excedentes de riego. Las terrazas atenúan el efecto escorrentía en el terreno y permite otorgar vista más planas desde arriba cuando la habitación se emplaza en cotas más altas.

Mientras las pendientes se cubren con vegetación, estas quedan vulnerables a la erosión que genera el agua de lluvias y/o de riegos. En esos casos conviene plantar protegiendo el suelo con una manta de control de erosión existente en el mercado.  Esta manta es una combinación de mallas de polipropileno con fibra vegetal que tienen por objeto amortiguar el golpe de las gotas de agua que remueven los granos de tierra arrastrándolos hacia partes inferiores produciendo sedimentaciones en lugares no deseados.

 


En los bordes superiores de muretes pueden ser plantadas especies rastreras que se dejen colgar desde lo alto, cubriéndolos parcialmente. Hay muchas plantas colgantes de flor o de variados coloridos de hojas, que brindan contraste con el material de muros.

La conexión entre terrazas puede ser materializada con senderos cubiertos con elemento árido en caso de no ser muy abruptos, o en este último caso pueden ser utilizadas gradas de diversos materiales y diseños como lo ilustran las imágenes de ejemplo. Estas pueden ser de madera impregnada, maderos de durmientes viejos, soleras y/o pastelones  de hormigón.

 




Las conexiones de pueden tener diversos trazados en el terreno según se les pueda sacar mejor provecho práctico o estético combinándolos con arbustos, rocas, hierbas y árboles. En estos trazados se pueden incorporar espacios de terrazas sin vegetación y cubiertos de algún material duro, con el objeto de crear descansos provistos de escaños, aprovechando alguna perspectiva de vista sobre el paisaje de entorno.

En jardines amplios como los emplazados en sectores costeros o cordilleranos, las pendientes tienen como virtud, la de ofrecer una vista variada colores y texturas desde la distancia.




 

Roberto E. Menzel Siebert

Diseñador de Arquitectura del paisaje. /docente Universidad Tecnológica de Chile INACAP sede Temuco