lunes, 9 de diciembre de 2013


Cuidados del césped en verano

 

El césped tiene durante la primavera y verano su estado de máxima actividad metabólica impulsada por diversos factores ambientales que le favorecen; aumento de fotoperiodos (más horas de luz), aumento de temperatura ambiental y cuando hay riego o lluvia, disponibilidad de humedad en el suelo. En consecuencia el corte o poda del pasto constituye la labor de mayor relevancia en la mantención de un césped, pues incide sobre el desarrollo de las raíces, la densidad de la cubierta vegetal, homogeneidad y ausencia de malezas, además del aspecto estético.
 

El corte del pasto es un proceso que requiere considerar algunos aspectos básicos para obtener un buen resultado:

El corte del área foliar del césped provoca pérdida de las reservas de nutrientes que la planta tiene en hojas y tallos y la disminución de hoja para realizar la fotosíntesis (elaboración de alimento). Cortes excesivamente bajos provocan una disminución del sistema radicular, tanto en densidad como en profundidad de raíces, debido a la disminución de la parte aérea ya que las reservas de la planta son utilizadas en la formación de nuevos tallos en detrimento del sistema radical. Cuando el césped se enfrenta a situaciones estresantes (épocas muy calurosas o muy frías), debe elevarse la altura de corte, a fin que la planta pueda superar en mejor forma el stress. La posterior reducción de la altura de corte debe ser paulatina. La frecuencia de corte dependerá de las especies que conformen el césped, del riego, fertilización y de los factores climáticos.

Regular la altura de corte, de modo de no sacar más del 30% del largo de la hoja. En Chile está poco desarrollado este aspecto del corte de pasto. A partir del mes de octubre es recomendable elevar la altura de corte, para esto es necesario subir las cuchillas de la máquina. Al dejar el pasto largo en verano, las hojas protegen los puntos de crecimientos de la influencia de los rayos UV, que perjudican el crecimiento. Progresivamente, a medida que la temperatura baja, y el crecimiento del pasto disminuye, se baja el corte, de modo que en pleno invierno es bastante rasante

Para mantener un césped creciendo sano y verde es esencial regarlo en períodos de sequía. Como regla general podemos afirmar que la frecuencia de riego varía de un lugar a otro y debe determinarse de acuerdo a la apariencia del césped. La necesidad de agua en el pasto, puede identificarse cuando este se torna de un color verde azulado con pérdida de brillo y cuando las pisadas permanecen marcadas en él, ya que la falta de agua hace que a la hoja le cueste recuperar su posición original. Lo ideal sería regar el césped justo en ese momento ya que el deterioro en ese punto es mínimo y, apenas el césped recibe agua, se recupera. Regar el pasto antes de observar estos signos no proporciona beneficio alguno.

Si se llega a un cuadro de sequía severa, la planta deja de crecer y las hojas se tornan marrones y mueren (no significa que la planta haya muerto). Cuando se riega en este punto el césped puede sobrevivir. Necesitaría un periodo de 3 semanas para producir nuevas hojas recuperarse totalmente.

Si un jardín necesita 25 a 35 milímetros de agua por semana, es preferible aplicar esta cantidad en un solo riego o en dos riegos iguales con 2 ó 3 días de espacio entre sí; y no regar en forma liviana todos los días. Recordemos que 1 mm equivale a 1 lt. de agua por metro cuadrado.

Después del riego, la tierra debe estar húmeda hasta 15 centímetros de profundidad. Es recomendable humedecer a fondo toda la zona de las raíces.

 La hora ideal para hacerlo es entre las 1:00 y las 6:00 de la mañana. A esta hora el viento no interfiere en el riego y no hay prácticamente evaporación de agua. Regar durante el día o en horas de calor, no es efectivo ya que gran cantidad de agua se evapora por la alta temperatura de la tierra, siendo por consiguiente muy difícil humedecer el suelo adecuadamente. Si bien no se recomienda regar en estas horas, vale aclarar que hacerlo, no provoca la quemadura del pasto como suele decirse.

 Una excepción la constituye un césped recién sembrado, que debe regarse de 2 a 4 veces por día. La cama de siembra debe estar húmeda de 2.5 a 5 centímetros de profundidad, pero no debe estar saturada.

Otro beneficio que trae esta práctica de riego en siembra de pasto es lograr bajar la temperatura en promedio del suelo, en lo que prácticamente es un almácigo de pasto.

 A medida que las semillas germinan y los brotes comienzan a crecer, es fundamental que las nuevas plantas no se sequen. Continúe regando 2 ó 4 veces por día si las condiciones climáticas son secas. Cuando las plantas llegan a los 2 centímetros de altura puede reducirse la frecuencia de riego gradualmente, y regar en cambio, más profundamente. Una vez que el césped se haya cortado 2 ó 3 veces, se le aplicará el régimen recomendado para césped adulto.
 

Roberto E. Menzel Siebert
Diseñador de Arquitectura del paisaje. /docente Universidad Tecnológica de Chile INACAP sede Temuco
Mail: roberto.menzel@inacapmail.cl