jueves, 5 de abril de 2012

Destruir para construir

Cuantas veces nos parece una atrocidad, ver que se talan árboles para dar paso a una nueva obra inmobiliaria o vial. Nos dejamos llevar por la protesta masiva de quienes sienten que se está mancillando un patrimonio natural porque tienen toda la razón.

Eliminar, aunque de un árbol se trate, siempre va ser un acto reprochable como muchos otros que cometemos a diario en mayor o menor escala. Sin embargo, quienes deben tomar esa decisión, por dolorosa que sea, han debido poner sobre la balanza todos los factores que involucran dicha acción, para equilibrar el costo con el beneficio.

El acelerado crecimiento demográfico es causa frecuente de problemas y conflictos en muchos lugares, especialmente zonas urbanas que crecen en superficie mas allá de lo que fue previsto anteriormente. Es entonces cuando sus habitantes reclaman mejor vías de comunicación, espacios públicos y equipamiento. Entre estos últimos reclaman mejores y más espacios verdes, lo que sin lugar a dudas constituyen demandas razonables.
Cuando surgen demandas simultáneas, es cuando los especialistas deben priorizar en virtud de lo que indica la balanza de costo beneficio.

Un ejemplo: Un Alcalde debe resolver el problema de estacionamiento de cada vez mayor cantidad de vehículos que concurren a un sector densamente poblado con edificación en altura, sin pensar en los estacionamientos que era necesario tener. Debe echar mano a la construcción de estacionamientos subterraneos en un plaza pública adornada con hermosos y frondosos árboles, que significan eficientes pulmones generadores de oxígeno, reducidores de carbono y receptores de material particulado fino en suspensión, toda vez que la ciudad usa la combustión de madera como medio de calefacción.
La protesta es general y unánime en defensa de los árboles de la plaza, que por cierto no estaban amenazados en su totalidad, sino solo parte de ellos.

Los árboles fueron trasladados según protocolos apropiados para garantizar cierto porcentaje de sobrevivencia y la obra fue ejecutada con gran costo de la popularidad para esa administración.
Han transcurrido cuatro años de su construcción y ya nadie se acuerda de las agresivas protestas que la obra desató. Sin embargo los más de setecientos estacionamientos tienen una alta demanda y los espacios en las vías se han visto descongestionados, por haberse prohibido el estacionamiento en ellos.  Todos felices y contentos.  ¡Ah! por cierto los árboles reubicados en otro proyecto vial de importancia para la ciudad, gozan en un 70% de buena salud y pareciera que sobrevivieron al trasplante.

Costo: Lamentable pérdida de un 30% de los árboles, disgustos y baja de popularidad para el Alcalde y algunas incomodidades para la población mientras se construía la obra.
Beneficio: Estacionamientos en plena zona de alta concentración poblacional, recuperación de calles para el tránsito de vehículos y peatones en forma ordenada y por ello mejor calidad de vida.

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