Como convivir
con plantas en interiores
Para entender el manejo adecuado de
plantas en interiores, debemos tener en cuenta que la naturaleza no creó las
“plantas de interiores”. En la práctica cualquier planta puede ser cultivada al
interior de una habitación. En efecto, son plantas como cualquiera otra, con la
diferencia que proviene de otro hábitat que el nuestro y en consecuencia
debemos tener algunas consideraciones.
El tamaño de la hoja nos indica de
alguna manera de cuál es el rango de luz que demandan, a mayor tamaño de hojas,
las plantas necesitan menos intensidad de luz. Significa que en su medio
natural, no cuentan con mucha luz y han desarrollado mayor superficie foliar
para realizar de mejor manera la fotosíntesis. En consecuencia, debemos tener
cuidado de no exponerlas a sol directo, sino solo a través de una cortina o
colocarlas en lugares con menor claridad. Plantas con hojas grandes evaporan
mayor cantidad de agua (generalmente provienen de climas tropicales) por lo que
la frecuencia de riego deberá ser mas seguida.
Inversamente proporcional las plantas de hojas más pequeñas requieren de
mayor iluminación y menor frecuencia de riego.
La temperatura ambiente que requieren
las plantas es muy diversa, no siempre provienen de climas tropicales,
generalmente más templados, sino pueden venir de ambientes de montaña, más
fríos, por lo que la recomendación es informarse acerca del origen natural de
ellas. Por citar algunos ejemplos, la Violeta de los Alpes (Cyclamen persicum) o las diferentes
variedades de Begonias, requieren de períodos expuestas al frío por su
naturaleza de geófitas, pues tienen
órganos caulinares (tallos) adaptados para sobrevivir en condiciones adversas
de temperatura y pierden sus hojas.
Plantas de hojas grandes no toleran
temperaturas exageradamente altas, pues tienden a transpirar mayor cantidad de
agua desde su tejido, provienen de climas tropicales con índices de humedad
ambiental más elevados. Cito: Monsteras,
Philodendro, Ficus, Anthurium o Dracaena. Para mantener esa humedad, conviene tener
entre ese tipo de plantas, algún recipiente (platillo o tasa) lleno con agua,
de manera que vaya evaporándose a temperatura ambiente.
Aquellas plantas que tienen tallos
engrosados y hojas más pequeñas o suculentas, cito: Kalanchoe, sedum, Sansevieria y Cactus en general, resisten mejor
un ambiente seco y caluroso. Es conveniente cultivarlas en un sustrato con
mayor porcentaje de arena en el macetero.
De lo anterior la importancia de la
composición del sustrato con un 30% de arena gruesa (de Lepanto en el mercado)
pues permitirá un adecuado drenaje para el intercambio gaseoso.
No debemos olvidar que las plantas
obtienen sus nutrientes desde la tierra, por lo que el tamaño del macetero, la
calidad de la tierra y la fertilización son claves en la salud de la planta.
Conviene tener en cuenta que el tamaño de raíces es proporcional al tamaño de la
estructura aérea de plantas, lo que no indica que sean iguales, pero crecen al
mismo tiempo. Los nutrientes de la tierra se agotan por lo que una
fertilización equilibrada en componentes básicos (N, P y K) son esenciales al
menos una vez al año.
En el mercado existen hoy muchas
alternativas de fertilizantes para plantas en interior, formulados de acuerdo a
los requerimientos de estas. Plantas de hojas grandes y tejido blando requieren
de dosis suplementarias de Nitrógeno (N)
La muerte parcial o total de las hojas
muchas veces nada tiene que ver con alguna enfermedad, es un proceso natural de
recambio de hojas, o se debe a falta de nutrientes o desequilibrio de elementos
que se le proporcionan. Son seres vivos y tienen necesidades que muchas veces
el hombre desconoce o permanece indiferente porque ellas no protestan.
Las enfermedades de hongos en la
mayoría de las veces se manifiestan con colores pardos o grises y el tejido
muere emblandecido por su presencia.
Como norma general puedo afirmar que
una planta bien alimentada y mantenida en su ambiente apropiado, es una planta
con suficientes defensas para resistir depredadores o patologías, con colores
brillantes e intensos. La palidez o amarillez es síntoma de deficiencias
nutricionales o mal manejo de riego.